Las
cosas grandes que uno no puede conseguir solo, pueden lograrse colaborando de
forma organizada.
Había una vez
una gotita de agua que soñaba no llegar a convertirse en nieve y cubrir de
blanco las praderas del campo. Pasaron años hasta que una gran sequía bajó
tanto el nivel de agua del lago en que vivía que nuestra gotita se evaporó,
subiendo arriba, arriba, hasta el cielo. Allí formaba parte de una pequeña
nube, y en cuento hizo un poco de frío, buscó la primera campiña para dejarse
caer y cubrirla de nieve.
Pero sólo era
un copito de nieve, y en cuanto tocó el suelo, apenas pasaron unos segundos
antes de derretirse de nuevo, y allí le tocó esperar otra vez hasta que los
rayos de sol volvieron a llevarla de viaje hasta una nube blanca y regordeta.
Allí, sin desanimarse por su primer fracaso, la gota volvió dejarse nevar en
cuanto pudo, pero nuevamente, al cabo de unos pocos segundos se había derretido
completamente.
Varias veces
volvió a evaporarse, otras tantas se transformó en copito de nieve, y las
mismas veces fracasó en su intento de cubrir los campos y laderas de las
montañas. Finalmente, fue a parar a una gran nube, donde millones de gotitas de
agua se agolpaban. A pesar de ser gigantesca, en aquella nube se estaba
bastante incómodo, pues unas cuantas gotas parecían dar órdenes a todo el
mundo, y las obligaban entre un gran jaleo a apretujarse mucho:
- ¡las gotas
más grandes abajo!, ¡las ligeras arriba!. ¡Venga, venga, venga! no hay tiempo
que perder....
Entonces pensó
en dejarse caer de nuevo, pero una gotita simpática y divertida, la frenó
diciendo:
- ¡¿Dónde vas?!
¿Es que no quieres partipar?
Y al ver el
gesto de sorpresa de nuestra gotita, le explicó que se estaban preparando para
una gran nevada.
- A todas las
gotitas que estamos aquí nos encanta ser copitos de nieve durante muchos días,
por eso nos hemos juntado en esta nube. Hace años, intenté varias veces nevar
por mi cuenta, hasta que descubrí que no podría hacerlo sola. Y encontré esta
nube genial, donde todas ayudamos un poquito, y gracias a todos esos poquitos
hemos conseguido hacer ¡las mejores nevadas del mundo!
Poco después
ambas gotitas volaban por el cielo en forma de copos de nieve, rodeadas de
millones y millones de copos que cubrieron las verdes praderas de blanco. Y con
inmensa alegría comprobó nuestra gotita, que cuando todos colaboran puede conseguirse
hasta lo que parece más imposible.
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